Recuerda tu magia.
Ella sigue ahí… dentro de ti.
Hace unos días hice algo que llevaba tiempo deseando… pero que nunca me llegaba a atrever.
Me escapé, sin plan, sin excusas, a una casita de campo. Fue una decisión exprés. De esas que salen del alma y no del calendario.
Y aunque parezca raro, no me costó desconectar. Porque en realidad, lo que más me costaba… era darme el permiso.
El permiso para parar. Para estar conmigo. Para no hacer nada “productivo”.
¿Te ha pasado eso? Saber que necesitas un respiro, pero seguir postergándolo como si el mundo se fuera a caer sin ti.
Allí, entre árboles, silencios y cielos enormes, me reencontré.
Caminé sin rumbo, respiré profundo, escuché el viento. No había agenda. No había notificaciones. Solo yo, y esa paz que no recordaba cuánto necesitaba.
En esos días no hice grandes rituales. Solo encendí mi difusor, me senté en el suelo, y me permití sentir. Sin filtro.
Sentí alivio, pero también tristeza. Y también ganas de llorar, de agradecer, de soltar.
Me di cuenta de que a veces no necesitamos retiros ni planes.
Solo una decisión: hoy me elijo.
Y esa decisión puede cambiarlo todo.
Mini Ritual para esta semana
Si sientes que tu alma también pide una pausa, te propongo este ritual exprés de reconexión:
Busca un lugar tranquilo, aunque sea tu baño o incluso tu coche.
Inhala una gota de lavanda, sándalo o tu aceite favorito.
Cierra los ojos y pregúntate: “¿Qué parte de mí necesita ser escuchada hoy?”
Escucha. Respira. Agradece.
No necesitas irte lejos para volver a ti.
¿Hace cuánto no te das permiso para parar, así de verdad?
Cuéntamelo si te nace, o simplemente guardá este post para el día que lo necesites.